I preached this sermon in the Spanish service; the English translation is below.
Oremos…
Sean gratos los dichos de mi boca y las meditaciones
de nuestros corazones delante de ti, oh Jehovah, Roca mía y Redentor mío. Amén. (Salmos19:14 RVA)
La carta o epístola que tenemos en las lecturas de hoy se atribuye a Pedro, el discipulo. Los estudiosos no creen que Pedro lo haya escrito; sin embargo, fue nombrado en su honor o memoria. Eso me da mucha esperanza. En realidad, Pedro me da mucha esperanza.
Cuando enseñamos a los estudiantes de Confirmación acerca de Pedro, el plan de estudios lo llama “Blockhead” o "un tonto". No es un elogio. También se puede traducir como "bobo". Pedro se tambalea y tropezaba mientras seguía a Jesús. Es impulsivo. Deja sus redes de pescar y se hace un discípulo. Confiesa que Jesús es el Señor. Quiere quedarse en la cima de la montaña en la Transfiguración. En dos evangelios, le corta la oreja a un hombre con una espada cuando los soldados vienen a arrestar a Jesús.
Pero luego, niega haber conocido a Jesús tres veces.
Y sin embargo, a pesar de sus errores, Pedro es recordado como un discípulo entusiasta y fiel. Por eso me da esperanza. No podemos ser discípulos perfectos, pero podemos ser fervientes.
De la misma manera que las lecturas del Evangelio de Juan durante la Cuaresma ayudaron a preparar a las personas para ser bautizadas en la Pascua, esta carta enseña a los primeros cristianos cómo vivir en una comunidad fiel. Los primeros cristianos fueron perseguidos y tenían miedo. Y Pedro sabía lo que era seguir a Jesús y tener miedo. Había visto a Jesús hacer milagros y enseñar. Se había enfrentado a la elección de protegerse a sí mismo o identificarse como uno de sus discípulos. Y había encontrado al Cristo resucitado y había sido perdonado. Es importante destacar que Pedro sabía que Dios lo amaba, a pesar de sus fallas y errores.
Entonces, esta carta comienza con una declaración vibrante de la misericordia
de Dios y el “nuevo nacimiento para una esperanza viva” que recibimos a través
de la resurrección de Jesús.
Inmediatamente, sabemos que las cosas no van a ser como antes. Dios está preparando algo nuevo, y nuestra esperanza no solo se encuentra en las promesas anteriores que tenemos de los profetas, sino que se ha convertido en una esperanza viva porque tenemos un Señor y Salvador vivo.
Esta esperanza viva se convierte en nuestra lente para ver el mundo que nos rodea, y nada puede arrebatárnosla.
Pero el autor de la carta es honesto acerca de los desafíos actuales. Vivir como discípulos no significa que nuestras vidas estén libres de pruebas. Como escuchamos en la historia del evangelio de Tomás, incluso cuando hay fe, puede haber duda.
La realidad de nuestras vidas es que hay luchas y dificultades.
Cometeremos errores y sufriremos desilusión y dolor.
Lo que es diferente es que no somos destruidos por estas pruebas.
Porque hemos sido testigos de lo que Dios ha hecho antes. Hemos visto la muerte vencida y el mal vencido. Hemos visto a Jesús resucitado.
A menudo, el versículo siete se usa para decir que nuestro sufrimiento y pruebas son pruebas de fe iniciadas por Dios. Ese no es el Dios que conozco, el que nos ama incondicionalmente y nos muestra una misericordia ilimitada. Y no es el Dios que abrazó a Pedro incluso después de que él negó a Jesús.
En cambio, creo que es útil considerar la duda, el sufrimiento y las pruebas como partes de la vida que revelan algo nuevo sobre nuestra fe.
De la misma manera, cuando el metal precioso se refina con fuego, la escoria o las impurezas se separan del metal precioso y se revela una nueva belleza. [i]
Como dice el salmista en el Salmo dieciséis, conocemos a un Señor que nos aconseja, nos instruye y nos muestra el camino de la vida.
Conocemos a un Señor que nos acompaña en la vida, y en la presencia del Señor hay plenitud de gozo. Nuestros corazones se alegran, y nos regocijamos y adoramos a Dios.
La temporada de Pascua durará cincuenta días, pero todos los domingos, ya sea un domingo de Pascua o uno en medio de la larga y verde temporada después de Pentecostés, es una celebración de la Resurrección y la nueva vida y esperanza viva que tenemos en Jesús. Y “la adoración no termina con la bendición”. No es el final sino el envio. [ii]
Nuestro servicio -nuestro gozo y esperanza y alabanza por la fidelidad de Dios- se convierte en una forma de estar en el mundo porque forma parte de nuestra identidad como hijos de Dios y de cómo vivimos cada día como comunidad cristiana.
Oremos…
Dios bueno y misericordioso,
Gracias por tu Hijo Jesús, que resucitó de entre
los muertos y nos muestra tu poder para destruir la muerte y el mal.
Gracias por el nuevo nacimiento y la esperanza
viva que nos da poder para vivir como discípulos hoy.
Cuando batallamos, ayúdanos a escuchar tu
consejo e instrucción y a confiar en tu presencia entre nosotros.
Por tu Espíritu, ayúdanos a vivir con plenitud
de alegría cada día.
Oramos en el nombre de Tu Hijo, nuestro Señor,
Jesús.
Amén.
[i] Jennifer
T. Kaalund, “Commentary on 1 Peter 1:3-9”, Working Preacher. Luther Seminary. https://www.workingpreacher.org/commentaries/revised-common-lectionary/second-sunday-of-easter/commentary-on-1-peter-13-9-5,
accessed 4/14/2023
[ii] The
Rev. Dr. Derek Weber. “Fullness of Joy”, UMC Discipleship Ministries. www.umcdiscipleship.org
The letter, or epistle, we have in today’s readings is attributed to the disciple Peter. Scholars don’t think Peter wrote it; however, it was named in his honor or memory. That gives me a lot of hope. Actually, Peter gives me a lot of hope.
When we teach confirmation students about Peter, the curriculum calls him “an earnest blockhead.” “Blockhead” is not a compliment. It can be translated as “fool”. Peter bumbles and stumbles as he follows Jesus. He is impulsive. He leaves his fishing nets and becomes a disciple. He confesses Jesus is Lord. He wants to stay on the mountaintop at the Transfiguration. In two gospels, he cuts off a man’s ear with a sword when the soldiers come to arrest Jesus. But then, he denies that he knows Jesus three times.
And yet, despite his mistakes, Peter is remembered as an enthusiastic and faithful disciple. That’s why he gives me hope. We cannot be perfect disciples, but we can be earnest.
In the same way that the readings from John’s Gospel during Lent helped
prepare people to be baptized at Easter, this letter teaches early Christians how
to live in faithful community. The early Christians were persecuted, and they
were afraid. And Peter knew what it was like follow Jesus and to be afraid. He
had witnessed Jesus perform miracles and teach. He had faced the choice to
protect himself or to identify as one of his disciples. And he had met the
resurrected Christ and been forgiven. Importantly, Peter knew God loved him,
despite his failures and mistakes.
So, this letter begins with a vibrant declaration of God’s mercy and the “new birth into a living hope” that we receive through the resurrection of Jesus.
Immediately, we know that things are not going to be the same as they were before. God is up to something new, and our hope is not only found in the former promises we have from the prophets, but it has become a living hope because we have a living Lord and Savior.
This living hope becomes our lens for seeing the world around us, and nothing can take it from us.
But the letter’s author is honest about present day challenges. Living as disciples does not mean that our lives are free from trials. As we heard in the gospel story of Thomas, even when there is faith, there can be doubt. The reality of our lives is that there are struggles and difficulties. We will make mistakes and we will suffer disappointment and grief.
What is different is that we are not destroyed by these trials.
Because we have witnessed what God has done before. We have seen death defeated and evil overcome. We have seen the resurrected Jesus.
Often verse 7 is used to say that our suffering and trials are tests of faith initiated by God. That isn’t the God I know – the one who loves us unconditionally and shows us boundless mercy. And it isn’t the God who embraced Peter even after he denied Jesus.
I think it is helpful instead to look at doubt and suffering and trials
as parts of life that reveal something new about our faith. In the same way when
precious metal is being refined by fire, the dross, or the impurities, separate
from the precious metal and new beauty is revealed.[i]
As the psalmist says in Psalm 16, we know a Lord who gives us counsel, instructs us, and shows us the path of life. We know a Lord who accompanies us in life, and in the presence of the Lord, there is fullness of joy. Our hearts are glad, and we rejoice and worship God.
The Easter season will last fifty days but every Sunday, whether it is a Sunday of Easter or one in the middle of the long, green season after Pentecost, is a celebration of the Resurrection and the new life and living hope we have in Jesus. And “worship doesn’t end with the benediction” . It is not the ending but the sending.[ii]
Our worship - our joy and hope and praise for God’s faithfulness - becomes a way of being in the world because it is part of our identity as children of God and how we live as Christian community every day.
Let us pray…
Good and gracious God,
Thank you for your Son Jesus, who was raised from the dead and shows us
Your power to destroy death and evil.
Thank you for the new birth and living hope that empowers us to live as
disciples now.
When we struggle, help us hear your counsel and instruction and trust
in your presence with us.
By your Spirit, help us live with the fullness of joy every day.
We pray in the name of Your Son, our Lord, Jesus.
Amen.
[i] Jennifer
T. Kaalund, “Commentary on 1 Peter 1:3-9”, Working Preacher. Luther Seminary. https://www.workingpreacher.org/commentaries/revised-common-lectionary/second-sunday-of-easter/commentary-on-1-peter-13-9-5,
accessed 4/14/2023
[ii] The
Rev. Dr. Derek Weber. “Fullness of Joy”, UMC Discipleship Ministries. www.umcdiscipleship.org
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