I preached this sermon in the Spanish service; the English translation is below.
Oremos…
Que las palabras de mi boca y las
meditaciones de nuestros corazónes sean aceptables delante de ti, Señor,
fortaleza nuestra y redentor nuestro. Amén.
El evangelio de hoy es parte del relato de Juan sobre el juicio de Jesús ante el gobernador romano de Judea, Poncio Pilato. Jesús ha sido arrestado y ahora se encuentra ante Pilato, quien lo está interrogando. Insatisfecho con las respuestas que recibió cuando preguntó a los líderes judíos por qué lo llevaban ante él, Pilato le pregunta a Jesús:
“¿Qué has hecho?”
Al observar la conmoción de su arresto, muchos espectadores probablemente tuvieron la misma pregunta.
¿Qué había hecho Jesús para que Judas lo traicionara y trajera un destacamento de soldados para arrestarlo en el jardín?
¿Qué había hecho para que Simón Pedro lo negara mientras estaba con otros alrededor de una fogata, calentándose en la noche fria?
¿Qué había hecho para que los sumos sacerdotes, la aristocracia de Judea, lo entregaran al gobernador romano?
Pilato era un político sofisticado, pero no podía entender qué había hecho Jesús para ser tan despreciado
Por supuesto, sabemos lo que Pilato no sabía.
El evangelio de Juan nos dice que la ira de los sumos sacerdotes y fariseos había estado latentes durante mucho tiempo. Su resentimiento hacia Jesús creció a medida que viajaba por Judea, enseñando y sanando, y luego resucitó a Lázaro (Juan 11) y como un cerillo que se enciende para secarse, su ira se encendió y comenzaron a planear su caída.
Cuando le preguntó a Jesús: "¿Qué has hecho?", el gobernador esperaba una respuesta clara.
Pero Jesús no responde a su pregunta. En lugar de decir lo que había hecho, Jesús le dice a Pilato quién es. Describe el reino de Dios y cómo él es el rey de ese reino, contrastando el poder terrenal y humano con el poder encarnado en Jesús.
En este Domingo de Cristo Rey, se nos pide que recordemos que un reino se define por su rey y que su pueblo debe llevar la imagen del rey.
Hace casi cien años, el Papa Pío onceavo estableció en Roma el Domingo de Cristo Rey. Celebrado el último domingo del año eclesiástico, el Papa lo estableció en un momento en que surgían dictaduras no cristianas en Europa, como las del fascismo y el comunismo. Imitando a los antiguos emperadores romanos que habían tomado el título de Mesías y actuaban como dioses divinos sobre sus reinos, esos dictadores intentaron afirmar su autoridad sobre la Iglesia y su pueblo.
El Papa Pío vinculó la creciente negación de Cristo como rey con el ascendimiento del secularismo. Al escribir que a Cristo nuestro Señor se le ha dado todo el poder en el cielo y en la tierra y, por lo tanto, nada está exento de su imperio, el Papa recordó a los cristianos que Cristo, no los gobernantes terrenales, debe reinar en nuestras mentes, en nuestras voluntades, en nuestros corazones y en nuestros cuerpos (párrafo 33, Quas Primas).
Cada año, cuando proclamamos a Cristo como
Rey, debemos hacernos la misma pregunta que Pilato le hizo a Jesús:
“¿Qué has hecho?
¿Cómo has tu – como hemos nosotros llevado la imagen de nuestro Rey, la plenitud de Dios conocida en Jesús?
En Juan 12, Jesús les dice a sus discípulos:
25 El que ama su vida la perdera, y el que aborrece su vida en este mundo la conservará para la vida eterna. 26 El que me sirve, me debe de seguir, ….
¿Qué has hecho para servir a los que conoces?
En Juan 13, Jesús nos da a todos un
mandamiento nuevo, diciéndonos:
34Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros. Como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros.
¿Qué has hecho para demostrar el amor abnegado que Jesús mostró a las personas que conoció?
Y en Juan 14, Jesús les dice a sus
discípulos:
21El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me revelaré a él.
¿Qué has hecho para guardar los mandamientos de Dios, para estar en relación con Dios y con los demás de maneras que den vida, sean verdaderas y compasivas?
En este Domingo de Cristo Rey, se nos pide que recordemos que nuestro primer llamado es vivir como ciudadanos del reino de Dios y llevar el amor de Dios al mundo.
Oremos.
Dios Santo,
Gracias por tu Hijo Jesús, quien nos muestra
la plenitud de tu amor y misericordia y nos otorga la ciudadanía en tu reino.
Muéstranos cómo seguirlo y servir a los demás
a medida que nos acercamos a ti. Guíanos por tu Espíritu Santo.
Oramos en el nombre de tu Hijo, nuestro Salvador y Señor, Jesucristo.
Amén.
The gospel for today is part of John’s account of Jesus’ trial before the
Roman governor of Judea, Pontius Pilate. Jesus has been arrested and now stands
before Pilate, who is questioning him. Unsatisfied with the answers that were
given to him when he asked the Jewish leaders why they were bringing Jesus to
him, Pilate asks Jesus,
“What have you done?”
Watching the commotion of his arrest, many onlookers probably had the same question.
What had Jesus done so that Judas betrayed him and brought a detachment of soldiers to arrest him in the garden?
What had he done so that Simon Peter denied him as he stood with others around a fire, warming himself in the cold night?
What had he done so that the high priests, the aristocracy of Judea, turned him over to the Roman governor?
Pilate was a sophisticated politician, but he couldn’t understand what Jesus had done to be so despised.
Of course, we know what Pilate didn’t.
John’s gospel tells us that the anger of the chief priests and
Pharisees had been smoldering for a long time. Their resentment of Jesus built as
he traveled throughout Judea, teaching and healing, and then he raised Lazarus
(John 11) and like a match touched to dry kindling, their rage flared, and they
began to plan his downfall.
When he asked Jesus, “What have you done?” the governor was hoping for a clear answer.
But Jesus doesn’t answer his question. Instead of saying what he had done, Jesus tells Pilate who he is. He describes God’s kingdom and how he is the king of that kingdom, contrasting earthly, human power with the power embodied in Jesus.
On this Christ the King Sunday, we are asked to remember that a kingdom is defined by its king and its people are meant to bear the image of the king.
Almost one hundred years ago, Pope Pius the 11th in Rome established Christ the King Sunday. Celebrated on the last Sunday of the church year, the Pope established it at a time when non-Christian dictatorships in Europe, like those of fascism and communism, were rising. Mimicking the ancient Roman emperors who had taken the title Messiah and acted as divine gods over their kingdoms, those dictators attempted to assert their authority over the Church and its people. Pope Pius connected the increasing denial of Christ as king to the rise of secularism. Writing that Christ our Lord is given all power in heaven and on earth and therefore, nothing is exempt from his empire, the pope reminded Christians that Christ, not earthly rulers, must reign in our minds, in our wills, in our hearts and in our bodies (paragraph 33, Quas Primas).
Every year, when we proclaim Christ is King, we must ask ourselves the
same question Pilate asked Jesus:
“What have you done?
How have you- how have we - born the image of our King, the fullness
of God known in Jesus?
In John 12, Jesus tells his disciples,
25 Those who love their life lose it, and those who hate their life in this world will keep it for eternal life. 26 Whoever serves me must follow me, ….
What have you done to be of service to those who you know?
In John 13, Jesus gives us all a new commandment, telling us,
34I give you a new commandment, that you love one another. Just as I have loved you, you also should love one another. 35By this everyone will know that you are my disciples, if you have love for one another.’
What have you done to show the self-giving love that Jesus showed to the people he met?
And in John 14, Jesus tells his disciples,
21 They who have my commandments and keep them are those who love me, and those who love me will be loved by my Father, and I will love them and reveal myself to them.”
What have you done to keep God’s commandments – to be in relationship with God and with each other in ways that are life-giving and true and compassionate?
On this Christ the King Sunday, we are asked to remember our first calling is to live as citizens of God’s kingdom and to bear God’s love in the world.
Let us pray.
Holy God,
Thank you for your Son Jesus who shows us the fullness of your love and
mercy and gives us citizenship in Your kingdom.
Show us how to follow him and serve others as we draw near to You.
Guide us by your Holy Spirit.
We pray in the name of Your Son, our Savior and Lord, Jesus Christ.
Amen.